domingo, 12 de noviembre de 2017

Intervenciones para prevenir la obesidad infantil

                                Intervenciones para prevenir la obesidad infantil
La evidencia actual sugiere que numerosas intervenciones de dieta y ejercicios para prevenir la obesidad en los niños no son efectivas para prevenir el aumento de peso, pero pueden serlo para promover una alimentación saludable y mayores niveles de actividad física.
Poseer demasiado sobrepeso (obesidad) puede causar problemas de salud, psicológicos y sociales en los niños. Los niños obesos tienen mayor probabilidad de presentar problemas de peso y de salud cuando sean adultos. Los programas diseñados para prevenir la obesidad se centran en modificar uno o más de los factores que se consideran promotores de la obesidad.
Esta revisión incluyó 22 estudios que evaluaban una variedad de programas de intervención que incluían el incremento de la actividad física y cambios alimentarios, solos o en combinación. Los participantes tenían menos de 18 años de edad y residían en Asia, América del Sur, Europa o Norteamérica. No hay suficiente evidencia a partir de los ensayos para probar que cualquier programa en particular puede prevenir la obesidad en los niños, aunque las estrategias exhaustivas para abordar el cambio en la dieta y la actividad física, junto con el apoyo psicosocial y el cambio ambiental, pueden ayudar. Hubo una tendencia de las intervenciones más nuevas a involucrar a la comunidad respectiva y a incluir evaluaciones.
La investigación futura podría evaluar de manera útil los cambios realizados en beneficio de toda una población, como las mejorías en el tipo de alimentos disponibles en las escuelas y en la disponibilidad de lugares seguros para correr y jugar, y deberían evaluar los efectos sobre la salud y los costos durante varios años.
Los programas en esta revisión usaron diferentes estrategias para prevenir la obesidad, de modo que fue difícil realizar comparaciones directas. Además, la duración de los estudios varió de 12 semanas a tres años, pero la mayoría duró menos de un año.

                                         Prevenir la obesidad infantil en diez pasos

  1. Servir raciones adecuadas para la edad del niño. Un estudio reciente ha observado que el tamaño de la vajilla influye, como en el adulto, en el volumen de comida ingerido por el menor.
  1. Tener en el hogar una variedad de hortalizas, frutas y cereales integrales (pan integral, pasta integral, arroz integral, etc).
  1. Escoger leche y productos lácteos bajos en grasa o desnatados.
  1. Limitar el consumo de carnes rojas o de derivados cárnicos.
  1. Promover el consumo de legumbres y frutos secos.
  1. Retirar de la vista del niño las tentaciones ricas en calorías (lo mejor es no tenerlas en el hogar).
  1. Fomentar la actividad física, sin olvidar que los niños imitan a los adultos: si los padres hacen deporte, los hijos también lo harán. Para prevenir la obesidad, el mínimo de tiempo diario que deberían dedicar los niños a realizar actividades de intensidad de moderada a vigorosa asciende a 60 minutos. Una revisión acaba de comprobar que el sedentarismo en la adolescencia es la norma.
  1. La bebida de elección para calmar la sed debe ser el agua. El consumo habitual de zumos está desaconsejado.
  1. Se debe limitar el consumo de azúcar, bollería y, sobre todo, bebidas azucaradas ("refrescos"). Diversos expertos consideran que se debería enviar "mensajes claros" a la población sobre los efectos negativos de dichas bebidas.
  1. Restringir a no más de 2 horas diarias el tiempo que los niños dedican a ver televisión, jugar a videojuegos o a navegar por Internet (los menores de 2 años de edad no deberían ver la televisión). Un estudio aparecido en abril de 2013 en BMJ Open señala que los hijos de padres que ven mucha televisión suelen repetir su (mal) ejemplo.


De igual forma que los padres siguen criterios concretos a la hora de escoger un colegio o un colchón para su hijo, deberían tener presentes ciertas recomendaciones para prevenir la obesidad. Aunque el papel de las administraciones es tan o más importante que el de los individuos (tal y como han confirmado en febrero de 2013 investigadores de la Universidad de Zaragoza), a continuación se citan una serie de consejos para que padres o cuidadores prevengan, en la medida de sus posibilidades, esta enfermedad.
Los pequeños cambios son poderosos, y sobre ellos inciden todas las entidades implicadas en la salud infantil desde hace varios años. La siguiente lista detalla los más relevantes. Se han adaptado a partir de consideraciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.

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